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EL OTRO TOM

cinemural451

Dir. Rodrigo Plá y Laura Santullo

Por: Violeta Castillo


El otro Tom, pese a ser un largometraje basado en la novela homónima de Laura Santullo, bien puede percibirse como un documental, pero ¿La categoría en la que incluímos una cinta debería influir en nuestras reflexiones y cuestionamientos después de mirarle?


Estamos situados en El Paso, Texas, y Elena (Julia Chávez) es madre soltera de Tom (Israel Rodríguez) quien es diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH); un evento detona la reflexión de Elena para seguir proporcionándole la medicación a Tom, y entonces lo decide: a Tom se le retirará la medicación, y como consecuencia, las autoridades amenazan a Elena con quitarle la custodia de su hijo.


El largometraje, en palabras de los directores, fue bien recibido en Europa debido a que existen más cuestionamientos sobre la medicación así como estudios y abordajes con mayor diversidad sobre el mismo; diferencia notable con Estados Unidos, donde medicar a cada cosa que se sale de la norma es vista como la gran salvación, y a los medicamentos cual si fuesen “El gran salvador”. En cuanto a México, Santullo nos comenta:


“El propio diagnóstico está bastante extendido, en México también lo está, más de lo que se entiende, estamos parados sobre una controversia (..) de que existe una serie de síntomas o sufrimiento en algunos niños, de que no pueden concentrarse etc, la idea de que eso es un trastorno, es algo biologico y quimico, es todavía un debate abierto, no que no existan, sino ¿A qué obedecen? a una única causa o a una serie de situaciones…”


Realidades como las que nos presentan, nos señalan que a cada acción que no sirva al sistema o lo entorpezca, habría que meterlo al cajón de los males y las enfermedades, pues a esa lógica si no sirve a sus fines todo -o parte- está mal y debe sí o sí corregirse, pues quién necesita comprensión, tolerancia y empatía, cuando hay que ser de una forma estandarizada o si no todo está mal ¿Verdad? Porque al final del día tal vez lo último que se nos permite es ser personas, y esto me lleva a lo siguiente:


Vemos distintos papeles y como espectadores exigimos implícitamente un tipo de comportamiento de estos personajes ¿Cierto? tenemos un papel de mujer, de madre, de una madre soltera, de una migrante, de un niño, de un hijo de madre soltera, de personas viviendo en zona fronteriza, de médicos, de maestras, de compañeros, etc… y lo valioso de la representación de estos “personajes” es que actúan como personas, en toda la expresión de palabra. Y una persona es compleja, misma que se retrata a través del largometraje: diversas expresiones de su complejidad; no con buenos ni malos, ni villanos o héroes; cada actor representa a las personas y su complejos matices.


Sobre la creación de los personajes, Plá y Santullo nos comentan cómo fue:

“Los personajes, cinematográficamente hablando, nacieron a la par que nacieron los literarios . La novela y el guion, se dieron por separado, había investigación previa de varios años (...) Dentro de lo narrativo, los motores de los personajes, hay en la novela aspectos que no están en el guion pero nos sirven para entender a los personajes (...) a Tom, por ejemplo, no le dimos todo el guion, le dimos algunas escenas y después nos dedicamos a la construcción de la personalidad, como cuándo sí estaba medicado y cuándo no”


Estas vivencias que se retratan, se (nos) representan y muestran en pantalla, hay que valorarlas mucho, pues hace que nos identifiquemos en ciertos eventos y actitudes, pero sobre todo: que aceptemos que hay un mar de realidades que nos atraviesan, batallas que acuerpamos día tras día, y que no basta con categorias binarias para expresar vivencias que exceden esta complejidad que implica ser personas, SER HUMANAS.



No puedo evitar que preguntas broten de todos lados: ¿Vale la pena realmente sufrir, vivir y encarnar los efectos secundarios para ser una persona “normal” sólo para no dar molestias a una sociedad automatizada? ¿Vale la pena exponer a las infancias, a nuestros hijos a más daños que beneficios ocasionados por la medicación? ¿Por qué no existe entonces una apertura y comprensión a la diversidad? ¿Por qué no se les permite a las infancias vivir su infancia, desarrollarse, explorar? ¿Por qué cada vez les exigimos a las infancias comportamientos adultos? ¿Cuántos otros trastornos estarán gestándose en los documentos sobre salud mental donde estén incluídos comportamientos totalmente naturales y comprensibles de lo que ser un niño es? ¿Cuándo se quitarán ciertos trastornos del DSM porque simplemente ya no va con nuestros contextos y realidades actuales? ¿Qué otros comportamientos estaban vistos como enfermedades mentales y trastornos que resultaron simplemente ser un matiz en toda esta gama de color que es mundo y sus realidades? ¿Qué de esos comportamientos son una respuesta al contexto? ¿Por qué homogenizar comportamientos y medicamentos para todos los contextos y realidades? ¿Por qué parece que sólo respetamos lo que amamos y lo que sobrepasa nuestro entendimiento genera comportamientos agresivos e inhumanos? ¿Por qué parece que pese a todos los avances en medicina de todo tipo, parece que es imposible tomar en cuenta el contexto para acercarnos y tratar con las situaciones que nos mantienen en ciertos padecimientos o comportamientos?

Estas preguntas y un larguísimo etcétera aparecen en mi mente, aparecieron y estoy segura que aparecerán si miro de nuevo la película, si intercambio opiniones con otras personas, si observo, y si tú también tienes muchas preguntas, no dudes en escribirlas, aquí o en una libreta, en tu block de notas virtual, en donde sea, que nada nos impida la reflexión ni el cuestionamiento, por muy “corto” o muy “largo” que esto sea.


Y si al finalizar la cinta, o este escrito el único pensamiento que existe es reducir este abordaje a “es la nota o la película que sataniza la medicación” entonces tal vez, habría que echar otro vistazo, pues no habríamos entendido nada; y entender no significa abrazar y recibir, sino justo eso, aceptar y entender que son cosas que pasan que no pueden reducirse a extremos de situaciones y realidades que nada tienen de lineal.





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