Por: Cassiel Valdespino
Hay categorías conforme a la duración de una cinta, tenemos: cineminutos, cortometrajes, mediometrajes y largometrajes (los más populares). Las proyecciones de cortometrajes terminan por convertirse en eventos exclusivos, con festivales dedicados específicamente a su reproducción y la gente que los consume ya está acostumbrada a ellos.
Estas pequeñas películas constituyen una manera de expresión sin tanto presupuesto, eso termina por crear propuestas como: El Canadiense, dirigido por Fabián León, fotografiado por Diego Cruz, editado por Bastián Pascal y con música de Erick Fryman.
El cortometraje nos cuenta la historia de ‘El Tito colombiano’, su paso por la prisión de Lecumberri y, el cómo tatuar, lo ayudó a desenvolverse dentro del encierro para encontrar un punto de unión entre reclusos y hasta con los alcaides de varios centros penitenciarios.
Esa máquina creada con pedazos de objetos, le acompañó a Tito hasta su libertad, lugar desde el cual sigue tatuando. Este recorrido nos lleva desde un recuento del pasado, el proyecto presente y la meta a futuro, es una introspección profunda de lo que conforma a nuestro protagonista como persona.
Este es un viaje de 12:23 minutos, su alma radica en prevalecer ante la adversidad, y que se puede volver de los lugares más desconectados del tejido social. Es un cortometraje de aferrarse a la vida con nuestras pasiones, de recorrer las más oscuras cavernas y emerger de ellas, un retrato del abandono, la soledad, la incertidumbre y los comienzos en sitios de donde parecía no haber retorno.
No sólo hay narrativas en la pantalla grande y no sólo hay producciones que lo valgan en el extranjero, ¡Apoyemos la creación mexa! Que hay deseo de compartir y divulgar historias como la del Tito Colombiano.
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=RvUy_X91zHU
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